El Grand Palace

30.04.2012

Anoche me acosté tardísimo de nuevo. No consigo cambiar mis horarios de siempre.

He desayunado con un chico alemán que está viajando durante 4 meses. Hemos acabado hablando de fútbol. Lo que une el deporte.

Pues a lo que iba, el muchacho acaba de desayunar y se va. Me quedo sola y ya me ocurre la primera situación digna de ser comentada en el blog. Es que tengo imán. Me he quedado sola, pero con la compañía de dos señoras del albergue que atienden los desayunos. Hablan entre ellas, y en un momento dado oigo "madam,madam". Esa soy yo. Levanto la vista y me encuentro con la que se dirige a mi hablándome con una especie de tubo o frasco de Vicks Vaporub o Respibien, o algo así, metido en uno de los orificios de la nariz. Sin aguantarlo, allí colgando. Yo, que soy muy discreta, bajo un momento la vista para que le de tiempo a quitárselo, porque seguramente la he pillado en el momento en que se lo estaba poniendo. Levanto la vista, y no, aún está ahí. Imaginad yo intentando no mirarla a la nariz y ella hablando tan tranquilamente conmigo de que le gustaba la correa de mi reloj, que si podíamos hacer un cambio. En fin, cosas de estos thais!

He vuelto al Grand Palace. Muy bonito... Y muuuuuyyyy grande. Me he tirado 3 horas dentro, pero siempre a mi ritmo, ya sabéis, andar, sentarme, andar, sentarme. Dios, que imagen más patética que estoy dando!!! Y lo que más me jode es que luego llega una colla de japoneses, ya mayorcitos todos, y los ves para arriba, para abajo, y sin rechistar, oye. Yo creo que, como les gusta tanto viajar, su raza ha ido evolucionando, se ha ido adaptando y tienen más capacidad física para ello. O no me lo explico.

Otro tema aparte del cansancio: las quemaduras en los pies. Es llegar a un templo que tenga Buda y, hala, zapatos fuera. Ni una alfombrita ni nada que amortigüe el dolor hasta la sombra. Yo lo siento. Salgo del templo un poco mística, y es pisar fuera y empezar a brincar y blasfemar. Así no puede ser, le quitan todo el encanto!

Me he ido a Khao San road a comer. Es la zona turística de los mochileros. Dicen que no encuentras una calle como esa en todo el mundo, pero, no sé si es porque he ido de día, me ha parecido una calle turística tipo Lloret, abarrotada de tiendas, de servicios para turistas, bares, restaurantes, albergues, He comido unas brochetas buenísimas.

Os pongo algunas fotos del Grand Palace.

La última foto es para que veais lo que les hacen poner a los turistas que consideran que no visten con decoro. Se ve que vestir así lo consideran más apropiado, pero para mi que lo hacen con toda la mala idea del mundo. Para cachondearse de ellos.

Al volver al albergue me he encontrado con compañera nueva americana. Y habla español. Ah! Y una última cosa. Al marchar, Olga, se lo agradezco un montón, me dejó un calzado apropiado para estos menesteres. Un calzado tipo bamba de trekking, abierta y muy cómoda (aprovecho también para agradecerle a Assumpta que antes ella me regalara sus chanclas, pero me iban muy grandes y las tuve que dejar). La cuestión es que a estas alturas del viaje, y con este clima, las zapatillas echan para atrás. Una peeeeeesssste! Lo siento, Olga. Las he dejado unos días en Standby, a ver si se recuperan, y me he comprado unas chancletas por 70 céntimos de euro. : ). Bueno, pues que sepáis, que si no vuelvo, puede que sea porque me he "estampado" con ellas. Solo en un día he salido disparada dos veces porque alguien me las ha pisado en alguna aglomeración (metro y barco en concreto). Pues eso, o me mato, o pierdo algún dedo en una de estas enganchadas. Si es que ya se dice que a veces "lo barato sale caro". Ja veurem.